miércoles, 10 de noviembre de 2010

DESPEDIDAS



Tejer sobre la alfombra, iluminada por la divina reacción química que desprende calor y una sombra de iluminación que invaden mi figura.
Mientras intento cerrar el ovillo, pienso en nuestra despedida. No soporto las despedidas, me crean un vacío interno que dura demasiado tiempo en mi alma.
Nuestra historia, un invento, de locos, solo buscábamos amor, te encontré y me encontraste, todavía te sigo amando como el primer día que te conocí.
Esta noche tengo una nostalgia de una maldita despedida, memorizo con muchas ganas, tus locuras y mi chamuyo elegante, mastico fuerte el dolor, queriendo decirle que se valla lo antes posible.
Absorbida en un dolor que solo es mío, intento responder a este dolor sin poder remediar el asunto de la despedida.
Melancolía de un martes que no es azul ni gris, un rock and roll perdido en mi habitación, el sonido de esa musiquita no va hacer lo mismo sin vos. Aunque me arda la nostalgia siempre y de alguna manera vas a estar.
Entre la locura, el sentimiento de no estar de l todo pero estar, queriendo y no querer, no voy a enamora nunca más. Un presente eterno, un minuto eterno acostada en el piso, llorando par la desquicies que hay en mi irracionalidad de sentir.
Me quedo con la inmadurez de tu ser, te regalo el beso sin sabor, te doy mi mano y mi alma para que te lo lleves, te la regalo creo no tener que necesitarla, hoy mi suerte corre por el camino del nunca jamás.

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